10 julio, 2016

SEÑO PIIIISSSS. NORMATIVA VS DESARROLLO


Acaba de finalizar el curso escolar y cada año, desde los Centros Educativos, nos sugieren la realización de charlas dirigidas a los padres de los niños que se incorporarán en preescolar de 3 años con la perspectiva de que "a vosotros que os hacen más caso...", les adiestremos en la consecución de hitos del desarrollo que propicien una conveniente convivencia escolar. En realidad, una buena parte de los profesores de estas edades tienen espanto a dos situaciones: las mal llamadas "conductas disruptivas" y la falta en el control de esfínteres. Y es lógico, visto desde la perspectiva de un profesional que tiene que enfrentarse a 20 o 25 pipiolos, cada uno "de su padre y de su madre", con la incertidumbre de lo desconocido, no deja de ser un elemento ansiógeno para un buen profesional de la enseñanza en la soledad de su aula.




Y la retahíla de cada año a los padres se resume: en pautas de conducta generales (para que los niños se porten bien el la escuela) y a fomentar que los padres retiren el pañal (si aún lo necesitan) durante el verano, con el fin de que haya adquirido el control de esfínteres al iniciar el curso.
Olvidamos frecuentemente, que nos encontramos ante seres en desarrollo, y que las leyes naturales de la maduración (hablaré en términos madurativos porque es el que más aceptado se encuentra) no cumplen el día primero de septiembre para todos.

No debemos recriminar a un niño (ni a sus padres) que se encuentra en un periodo crítico de adquisición de uno de los mayores hitos del desarrollo (el control de sus esfínteres con el ánimo de querer estar y mantenerse limpio), que aún no lo haya conseguido iniciado el curso. La respuesta normativa que numerosos centros disponen en este sentido es la de llamar a los padres cada vez que el niño tiene un "accidente" para que los cambien, a costa de mantenerlo mojado, o aún peor, con el "pastel" durante horas, hasta que algún familiar pueda desplazarse, a veces, durante todo un trimestre, casi todos los días.




Es cierto que un gran numero de niños alcanzan la madurez necesaria para el control de los esfínteres entre los 24 y 32 meses pero, que tengan la madurez, no quiere decir que TENGA EL CONTROL. El control no se adquiere necesariamente a los 32 meses y un día, el control hay que enseñarlo y ya sabemos que hay niños que aprenden antes que otros determinados conceptos, pues este también.

Los padres están sometidos a muchas opiniones y consejos, internet es una gran herramienta y fuente informativa si se sabe utilizar bien, pero cuando los padres navegan buscando una solución, se pueden topar con cualquier cosa.

Por otro lado, los profesionales no se ponen de acuerdo a la hora de enfocar el tema, igual opina un pediatra que un psicólogo, que un pedagogo, que un educador, que el director del colegio y, a veces, el conserje hace también su aportación. Los hay conductistas, los hay cognitivistas, los hay simplemente memos que, aunque tienen un título que les capacita a opinar, este está lleno más de ciencia infusa que de otra cosa, los hay, como la abuela, que sin ser profesional reconocida, pone a menudo el sentido común.




Por tanto, bajo la perspectiva de mi experiencia quiero dejar algunas ideas que creo pueden tenerse en cuenta al respecto:

  • Tengamos en cuenta, que en la escuela, normatívamente, el día primero de septiembre, se incorporan niños con edades que abarcan desde los 32 a los 44 meses, recordemos que esto representa una gran variabilidad a tener en cuenta, especialmente para el tema que nos ocupa.
  • Recomendemos a los padres lecturas e informaciones que tienen una mínima fundamentación científica. En las orientaciones que demos, es necesario apoyarse en estas, que estén actualizadas y evitar las ocurrencias más o menos originales que nos vengan a la cabeza.
  • Solicitemos que la escuela sea inclusiva e integradora, en esto también. A veces se escucha aquello de : "pues si la educación preescolar no es obligatoria, que no lo traigan hasta que no controle". Esto lo he percibido en no pocas ocasiones, y lo peor, no solo por profesores que afrontan el problema con más o menos incertidumbre, y subjetividad, sino por responsables educativos y profesionales de la orientación, lo cual denota un grado de ignorancia sumo. La educación infantil no es obligatoria, si la familia decide no escolarizar al niño; si lo contrario, la escuela tiene la obligación de poner los recursos y servicios que a los demás en situación de igualdad. Por tanto, como todos los niños que acceden a la educación infantil no se encuentran en situación de igualdad respecto a su desarrollo madurativo (antes he mencionado, la gran variabilidad de 32 a 44 meses), la institución escolar es quién tiene el deber de cuidado del niño durante las horas de permanencia en ella y debe obrar como un buen padre de familia, según nuestro código civil vigente. ¿Un buen padre de familia dejaría dos o tres horas un niño con pipí o caca encima sabiendo que hacer y teniendo los recursos para hacerlo?  Por tanto, vaya la opinión favorable para que todos los centros cuenten con un profesional auxiliar para Educación Infantil que, ademas de estos menesteres, puede realizar una gran labor de apoyo docente.






  • No es recomendable, a la vista de las evidencias, ir en contra de las leyes de la maduración del ser humano, más tarde podemos ver consecuencias no deseables y, por supuesto NUNCA se debe increpar o ridiculizar, gritar o mostrar enfado a un niño porque se haya hecho pipí o caca en clase, y menos delante del resto de niños.
  • La escuela debe estar preparada para esta eventualidad porque es previsible que suceda, y no es una buena solución llamar permanentemente a la familia para que arreglen algo que les corresponde en parte, pero que no pueden controlar en el momento que se produce y que hay que dar solución.
Finalmente, para apoyar y complementar todo lo anterior, dejo un magnífico enlace dirigido a padres y profesores, escrito por profesionales que saben y conocen del desarrollo del ser humano y que puede ser útil a la hora de afrontar este momento importante y tomar decisiones al respecto.


Y otro, dirigido a padres, educadores y cualquier persona que tenga que enfrentarse a este problema o a las molestias que causa la Enuresis nocturna infantil y juvenil.

INCONTINENCIA URINARIA EN NIÑOS Y ADOLESCENTES: ENURESIS NOCTURNA


M. Andújar. 

Médico del Equipo de Orientación Educativa

Linares (Jaén)






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